miércoles, 29 de marzo de 2017

Canciones de verano, de toda la vida



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La época estival no llega a su punto más alto hasta que no se ha escogido la canción del verano, un súper  éxito efímero que suena en todas las fiestas.

Cuando llega el calor no hay nada más placentero que disfrutar de la brisa y el sol en una terracita y un vaso de granizado. No obstante, no todo puede ser perfecto, y el descanso va acompañado siempre con el sonido de la clásica canción del verano que suena a todas horas. Con la época veraniega recién estrenada.

Si repasamos algunos de los grandes éxitos de la época estival más míticos de la historia, nos encontramos con canciones como:

GEORGIE DANN - ‘LA BARBACOA’ 
El Rey del verano es quizás el máximo exponente de la canción del verano. La temática de las canciones y sus letras ayudaron a que sus temas triunfaran durante la época estival, siendo el culpable de la rotura de cadera de personas de todas las edades en la pista de baile. Es difícil escoger la canción de Georgie Dann que más se ha bailado durante el verano. No obstante, parece que ‘La barbacoa‘ es la favorita de la mayoría.

LOS DEL RÍO - ‘MACARENA’
Más que canción del verano, lo que consiguieron Los del Río es digno de ser llamado bombazo de la década. Su canción ‘Macarena’, incluido en el disco ‘A mí me gusta’ en 1994, supuso un éxito internacional, siendo pieza indispensable en las fiestas veraniegas durante varios años seguidos gracias a las versiones del súper hit. ‘Macarena’ se convirtió en la canción en español más vendid.

CHAYANNE - ‘TORERO’ 
Chayanne es uno de los fijos de este tipo de listas. Sus canciones de pop latino han petado las listas de éxitos del verano a lo largo de la pasada década. El cantante puertorriqueño ha cantado éxitos como ‘Salomé’, ‘Lo dejaría todo’ o ‘Madre Tierra’, pero ninguna se ha bailado y cantado tanto como ‘Torero’, esa canción tan popular durante varios veranos seguidos. ‘Torero’ subió hasta lo más alto de las listas en España y media latinoamérica, siendo también un gran éxito en Estados Unidos y Suecia.

La saetas en Semana Santa



La saeta es un canto religioso tradicional interpretado fundamentalmente en las procesiones de Semana Santa en España, especialmente en Andalucía y algunas zonas de Extremadura, Castilla La Mancha y Murcia.

En el siglo XIX, Antonio Machado definía las saetas como "cancioncillas que tienen por principal objeto traer a la memoria del pueblo, especialmente en los días del Jueves y Viernes Santos, algunos pasajes de la pasión y muerte de Jesucristo (...) coplas disparadas a modo de flechazos contra el corazón de los fieles".

Las saetas cantadas actualmente son las llamadas saetas flamencas, que supusieron una transformación producida a finales del siglo XIX, a partir de otras primitivas saetas, más cortas y sobrias de estilo, que aún se pueden oír en algunos pueblos andaluces. La saeta flamenca presenta dos variantes principales: la saeta por seguiriyas, que es la más extendida, llamada de este modo porque su carácter y modo musical recuerda a la seguiriya flamenca; la otra es la saeta carcelera, de carácter algo más alegre.

La saeta se canta al paso de las imágenes de una procesión de Semana Santa, frecuentemente desde un balcón bajo. Al comenzar a oírse, y mientras los asistentes buscan el lugar de donde proviene la voz, el capataz del paso manda parar a la cuadrilla de costaleros. El saetero puede ser contratado por alguien de la cofradía titular de la imagen o ser un devoto espontáneo de la imagen deseoso de mostrar su devoción, o su arte. Las saetas son frecuentes al paso de las imágenes por su barrio, unas veces apagadas por el ruido ambiental o por la banda de música y otras en medio del silencio, representan una combinación confusa de sentimiento, arte y devoción.

Este cante, que en su origen sería un rezo, una invocación en voz alta dirigida a la Virgen o a Jesús, es una petición de auxilio o de alguna gracia, como cante ha llegado a transformarse de tal modo que lo que en principio fue una oración sin melodía se ha convertido en uno de los cantes andaluces más sensibles.

Al hablar de la Saeta se suele decir "transformación", y no "evolución", porque este cante se transformó de la noche a la mañana, cuando fue cantado con el estilo de la siguiriya o del martinete.
No se sabe desde cuando se empezó a cantar saetas ni cuando se cantan. Como los toros y el baile flamenco, su historia se refleja a partir del último tercio del siglo XVIII, pero lo más probable es que existiesen antes. 

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La música en carnaval



Los sonidos son la fuente de energía del carnaval. La música son las alas con las que el espíritu del Carnaval alza vuelo. Cuando empiezan a sonar los primeros acordes el sol brilla más, la cerveza sabe mejor, las caderas se mueven con ritmo y la celebración cobra vida.

El Carnaval es la oportunidad perfecta para una explosión de creatividad musical que gravita alrededor de las competencias de los principales ritmos de carnaval: calipso, marcha y tumba.

Otro ritmo que se oye  es el de las bandas de bronces. Las bandas de bronces son la parte acústica del Carnaval. Estas bandas han señalado el fin de la era de las bandas de acero. Actualmente algunas bandas de acero se unen a la celebración como tributo a la época que inspiró a los primeros talentos locales y cuya influencia aún persiste en las creaciones de Carnaval.

Calipso y marcha
El Calipso es la composición musical típica del Caribe, en compás de cuatro por cuatro, en cuyos textos se hace referencia con gran ironía a diferentes personajes y temas sociales. También se reconoce como tal al baile que se ejecuta al ritmo de esta música.

Es imposible imaginar el carnaval sin calipso y marcha. Son el alma y el corazón del Carnaval. Ambos llegaron con los inmigrantes de las islas británicas y con el tiempo adquirieron un carácter local propio. En el calipso se expresan los pensamientos insinuando, más que de manera directa. Las letras de las canciones abordan desde críticas sociales hasta temas banales. El calipso es como una batalla medieval en la que dos caballeros se enfrentan, no con espadas, sino con acordes y letras. Aunque el calipso nunca ha alcanzado el nivel de reconocimiento que tiene la marcha, el público espera ansioso para oír los ingeniosos versos calipsos.

La marcha es una composición instrumental destinada a marcar el paso reglamentario de la tropa o de un cortejo en ciertas solemnidades. Su origen es militar. Concretamente, la música para marcha es una ornamentación de un ritmo de tambor repetido y regular.

La marcha es el centro del Carnaval. Comienza con una introducción con instrumentos de cobre para crear el característico sonido de la canción. La introducción se repite un par de veces hasta que el momento del desenlace se apodera de la canción con todos los instrumentos de cobre. El giro en la canción pretende animar a las personas a bailar y a unirse al coro de la canción. 

Las marchas más populares de la última década son reconocibles a la distancia, incluso si no puede distinguir bien la música. Basta fijarse en los movimientos de los bailarines saltando en una pierna, agachándose, batiendo las manos o toallas en el aire o haciendo cosas que podrían parecer absurdas.

Las Bandas
Lo mejor de las bandas del Carnaval es que el espectáculo visual es uno con la experiencia musical. Para disfrutar completamente de una Banda de Cobre hay que verla en acción. La naturaleza de la banda es el movimiento; así es como estas bandas personifican la esencia del Carnaval. El golpe de los tambores que las preceden aceleran los corazones
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